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miércoles, 1 de febrero de 2012

Naughty Game_Cap Dieciseis

2 comentarios:
 
Summary: Isabella Swan no es la típica chica de 17 años, torpe, indefensa e inocente. Ella es atrevida, rebelde, decidida, no le importa decir lo que piensa ni lo que los demás piensen de ella, y, por sobretodo, es la chica más deseada de todo el Instituto desde que llegó. Cualquier chico moriría por tenerla, cualquier chica desearía ser su mejor amiga, Isabella era el objetivo de todos. Pero ella ya tenía a sus dos objetivos bien fijados. Pero, ¿qué ocurrirá cuando ellos terminen siendo diferentes a lo que aparentan?
Advertencia: Contiene escenas sexuales explìcitas -por eso el rating M, daa-, lees bajo tu propia voluntad. Persona que no les gusten los trios -o LEMMONS de cualquier tipo-, RETROCEDAN. No me hago responsable bajo advertencia.
Cancion (?): No. Por esta vez, no hay nada. Les doy permiso para que escuchen lo que se les plasca. :) HAY LEMMON, tengan eso en cuenta... xD Por lo que yo unicamente sugiero algo sexy... :$
N/A: Okey, como prometí, ¡LEMMON! :D Denle un aplauso a mi siempre presente beta, Guadi, que me beteó el cap. Mujer, sabes que te quiero! ;)
Ahora sip... ¡Enjoy la lectura! ^^

16. Capitulo Dieciseis
Naughty Game
By Ally Cullen-Black
&.
Bella POV
—Oh… ¡Mierda! —Gemí cuando sentí su lengua lamer completa y lentamente mi intimidad.
Mi respiración era acelerada, mis ojos estaban jodidamente vendados y mis manos malditamente atadas al respaldar de la cama.
Sí, el mal nacido me tenía completamente a su merced. Bufé internamente. Esto no estaba bien…
Todo pensamiento se fue por el drenaje cuando su lengua comenzó a lamer insistentemente mi muy traicionero y sensible clítoris mientras dos de sus dedos jugaban acariciando mi entrada. Mis ligeros jadeos y gemidos no se hicieron esperar, resonando en aquella sucia habitación de hotel barato.
Sí, lo sé. Había caído bajo. Pero, ¿cómo iba a saber yo que mi larga caminata me dirigía a las afueras de Port Angels? ¿Cómo iba a saber que ese lugar estaba casi despoblado, y que las pocas personas que lo habitaban eran indigentes de la calle? Vamos, soy Isabella Swan, el perfecto imán atrae problemas. Me golpeé mentalmente por haber sido tan estúpida de no haberme dado cuenta de todo ello.
Su socarrona y arrogante risa me sacó de mis cavilaciones, y bufé frustrada, ya que por su risa había detenido sus acciones.
Sus dedos rozaban levemente mi entrada, haciendo que mis caderas se elevaran instintivamente, buscando más fricción. Daniel volvió a reír.
—Dime lo que quieres, gatita… —Solté un jadeo-bufido por sus palabras. Odiaba que me llamara así, pero el tono con el que lo hacía me excitaba.
Sus dedos hicieron presión en mi sensible botón, solté un ligero "Ugh", y sus dedos aflojaron. Bufé otra vez.
—Imbécil —le insulté sin contenerme por haberse detenido. Daniel volvió a reír.
Al parecer, le resultaba entretenidamente divertido verme atada y vendada de los ojos en una cama, completamente excitada. Bruto idiota. Me tragué mis insultos cuando todo se fue al carajo. Sus dientes atraparon mi clítoris, apretándolo, y sentí dos de sus dedos penetrarme de lleno. Gemí alto -casi gritando-, arqueándome y echando la cabeza hacia atrás cuando el orgasmo me golpeó con fuerza. ¡Puta madre!
Me mordí el labio intentando recobrar la respiración. Y de la nada, un recuerdo me llenó…
.
Esa sensación de enorme placer me llenaba y sentí algo húmedo acariciarme con delicadeza aquella parte sensible de mi intimidad, provocando que una descarga eléctrica me recorriera el cuerpo. Abrí mis ojos de golpe y los dirigí hacia abajo. Jadeé con fuerza ante la erótica imagen de Edward entre mis piernas, con los ojos cerrados y el ceño fruncido, completamente concentrado en su tarea de follarme con la lengua.
Tomé en puños las negras sábanas de seda volviendo a recostarme. Mordí mi labio arqueándome, dejándome llevar por esa hermosa sensación de infinito placer que él estaba entregándome. Luego de unos minutos, gruñí y jadeé pesado, su lentitud estaba matándome.
Edward… —Gemí cerrando los ojos y echando la cabeza hacia atrás. Él profirió un sonido gutural que me excitó sin la real intención de hacerlo.
Déjate llevar, Bella. —Dijo con la voz ronca antes de lamerme completa y lentamente. ¡Demonios! Estaba haciéndolo a propósito. Estaba matándome de placer lento y tortuoso. —Déjame probarte, preciosa…
Y gracias a esa voz sexy, la tortuosa lentitud de su lengua y uno de sus dedos penetrándome con esa misma lentitud, hizo que llegara a mi bendito e inigualable orgasmo.
.
Dios… ¿Acaso era real? ¿En verdad Edward me había follado con la lengua? No lo sabía, y si lo era, me costaba creerlo. Pero lo que sí sabía era que quería más de ello, y de él. No del cavernícola que me follaba con dolor, como solo sabía hacerlo el bruto y masoquista de Daniel.
Comencé a tirar de las cuerdas que me ataban a la cama, queriendo soltarme. Pero era imposible, por lo que bufé.
—¿Qué intentas hacer? —Sentí su cuerpo colocarse sobre el mío, su punta rozar mi entrada -provocando que un jadeo se me escapara-, y su voz en mi oído. —No creas que te dejaré ir tan fácilmente, gatita.
Su miembro me penetró duro, fuerte, de una sola estocada mientras sus dedos pellizcaban mi pezón derecho. Gemí, no pude evitarlo. Aunque el placer me llenara, allí, en un ligero rincón de mi mente, no estaba disfrutándolo. Sentía una pequeña pizca de rechazo -okey, eso siempre lo sentía hacia él cuando no me tocaba-, repugnancia, desprecio, y dolor. No quería más, ya no quería nada más de esto.
Agradecí entonces el tener los ojos vendados, ya que de esa forma -y gracias a la presión que ejercía la misma sobre mis ojos cerrados- impedía que las lágrimas que querían escaparse lo hicieran.
Entonces, me rendí y suspiré dejándome llevar…
.
.
.
Inspiré profundamente, y me sorprendí al oler el típico olor a flores de mis sábanas ¿Estaría ya en mi casa y en mi cama? Abrí mis ojos lentamente, y lo comprobé. Sí, era mi hermosa y suave cama. Sonreí agradecida e intenté estirarme al sentir la reconfortante suavidad de las sábanas sobre mi piel.
Y allí lo sentí.
Mis pezones dolían, sentía todos los músculos de mis piernas y brazos agarrotados, y un ligero ardor y dolor en mi entrepierna. Gemí del dolor y disgustada al recordar los típicos efectos secundarios de haber follado con Daniel, o más bien, que él me follara a mí. Comprobé también que estaba desnuda, y que mi ropa yacía en los pies de mi cama. Suspiré agradecida. Al menos, Daniel había tenido el respeto de no llevársela.
Con un enorme esfuerzo, entre gemidos de dolor y con los ojos cerrados, me senté con las piernas fuera de la cama. Como odiaba todo esto... ¡Como lo odiaba a él! Abrí mis ojos, y un grito de atoró en mi garganta. Mis muslos y piernas tenían un ligero tono azulado, y en otras partes, más cerca de mi intimidad y mis caderas, el color se profundizaba, pasando al morado.
Moretones... ¡El hijo de puta me había hecho moretones!
Solté el grito con fuerzas. ¡Al diablo! No me importaban una mierda los vecinos. Estaba enojada, molesta, y necesitaba descargarlo en algo. Cuando me calmé -pero aún con la respiración acelerada-, me puse en pie, y con dificultad caminé hasta el espejo de cuerpo completo que tenía en la pared, a un lado de la puerta de entrada a mi habitación, comenzando a observarme desde abajo, de pies a cabeza.
Mis pies… Por suerte estaban bien, normales. Con sus típicas lastimaduras de una persona que hace ballet.
Subí por mis pantorrillas hasta mis rodillas… Normal. No había indicios de maltrato.
Pero cuando comencé a subir más, el tono azulado comenzaba a notarse en algunas partes de mis piernas, y como lo mencioné antes, cerca de mi intimidad y caderas, el color se intensificaba, llegando al morado.
¡¿Qué putas me había hecho el malnacido? Mi respiración era acelerada, y hasta a mí misma me daba miedo llegar a mi rostro. De seguro, se vería mucho más furioso de lo que me imaginaba.
Continué subiendo, y la piel de mi estómago tampoco se había salvado. Fruncí el ceño cuando identifiqué dos mordidas. Me mordí el labio conteniendo las ganas de golpear algo mientras seguía subiendo. Mis pechos, más específicamente mis pezones, completamente irritados. Intenté tocarlos, pero me dolió más de lo que supuse. A duras penas subí por mi cuello, hasta llegar a mi rostro.
Y me sorprendí al no ver allí ninguna marca, solo la humedad que dejaban al paso las lágrimas que salían de mis ojos, deslizándose por mis mejillas sonrojadas.
No lo soporté más. Me dejé caer al suelo, apoyando la espalda en la cama, a la altura de los pies, y abracé mis piernas dejando salir el llanto.
Ya no… Ya no quería más. Daniel era una pesadilla para mí, y una horrenda. Había habido un tiempo en el que disfrutaba de estos juegos, y no me importaba como me sintiera al día siguiente, pero ya no era lo mismo. No, no lo era. Y eso era lo que dolía. Pero no entendía el por qué.
Y otro recuerdo me mostró el por qué…
.
Los dorados ojos de Edward me penetraban profundamente mientras su mano izquierda acariciaba mi mejilla con delicadeza, y no abandonaban un solo segundo los míos. Suspiré, sintiéndome -por primera vez- demasiado cohibida.
Bella… —Jadeó posicionándose sobre mí. Me estremecí al sentir su calor cerca de mi cuerpo. —No voy a follarte. —Dijo seguro apoyando su frente sobre la mía y cerrando los ojos.
Sentí mi respiración detenerse ¿Estaba hablándome jodidamente en serio? ¿Cómo que no iba a follarme? ¡No! ¡No podía hacerme eso! Faltaba tan poco… Quiero decir, ambos ya estábamos desnudos, era solo cuestión de que alguno se moviera bruscamente contra el otro, y la penetración ocurriría.
Lo pensé, lo medité, lo calculé ¿Me detendría una vez que hubiera hecho que me penetrara? ¿Sería acaso virgen? Descarté la idea recordando cómo me había follado con la lengua. Pero, entonces… ¡¿Por qué demonios no me cogería?
Separó nuestras frentes y sus ojos volvieron a hipnotizarme. Él sonrió torcidamente -mi nueva sonrisa favorita-, y se acercó a mi oído.
Voy a hacerte el amor… —Susurró antes de comenzar a penetrarme con desbordante lentitud, hasta que sentí la piel de su estómago contra la piel del mío, demostrando así, lo profundo que estaba enterrando en mí.
.
Enmudecí el llanto de golpe al recordarlo.
—Oh. Mi. Dios. —Murmuré en voz alta soltando un largo y profundo suspiro.
¿Acaso habría sido eso lo que me había hecho cambiar con respecto a Daniel? ¿Era eso lo que tenía 'atascado' en mi cabeza, no dejándome pensar en paz, no dejándome pensar en otra cosa que no fuera él y Jasper?
Jasper… ¿Qué tenía que ver él? ¿Por qué pensaba en Edward, y rápidamente Jasper lo acompañaba?
¿Acaso… estaba… enamorada… de AMBOS? ¡¿Acaso eso era jodidamente posible?
Me puse en pie, y corrí al baño, metiéndome de una sola vez en la ducha, sin importarme que el agua estuviera malditamente fría. Sentía la necesidad de bañarme, no solo por el obvio motivo -la transpiración del sexo-, sino también por, en una centésima de un segundo, haber inspirado el olor de Daniel impregnado en mi piel, distrayéndome agradecidamente de mis pensamientos.
Y no. Ya no lo permitiría más. No dejaría que Daniel volviera a tocarme. No estaba bien lo que me hacía. Su cabeza tampoco estaba bien, y esto había sido todo. En anteriores veces, sí me había lastimado, pero siempre era ligeramente, casi nunca llegaba a dejarme siquiera una pequeña marca azulada.
Y ésta vez, se había pasado. Había cruzado la línea, y no lo permitiría otra vez. Juraba, me prometía a mí misma, que no lo dejaría más, que no habría otra vez.
Salí del baño sintiéndome mejor, sintiéndome liberada, y limpia. Sonreí ante lo último, ya que únicamente reconocía el típico olor a flores del enjuague para el cabello que siempre usaba. Ningún olor a sudor y ningún indicio de olor a Daniel.
Con una enorme sonrisa fui a mi habitación envuelta en una toalla, y me vestí únicamente con unas cómodas bragas violetas y una diminuta, aunque igual de cómoda, musculosa blanca. Antes de bajar a la cocina, me coloqué en mis piernas y estómago una crema cicatrizante para la piel. Rogaba que la crema funcionara y me curara los moretones y mordidas.
Una vez lista, bajé las escaleras hasta la cocina ya que no había podido ignorar el sonoro rugido de mi estómago. Caminé al refrigerador, dispuesta a atacarlo y sacar lo primero que encontrara para comer, pero una hoja doblada sobre la mesada llamó mi atención.
La tomé, y era una nota. De Daniel…
"Bella:
Como verás, te traje a tu casa. No iba a dejarte en ese sucio hotel. A pesar de todo, sigues siendo mi 'hijastra'.
Pronto volverás a saber de mí.
No me extrañes.
Con amor,
Daniel."
Bufé haciendo de la nota un bollo de papel en mi mano. Maldito abusador. Ahora recordaba el hecho de que supuestamente era su 'hijastra'. Pero el solo pensamiento de volver a verlo, hizo que me estremeciera… del miedo.
Mierda. Sí, le temía. No quería que volviera a ocurrir algo como lo que pasó, o más específicamente, no quería volver a terminar de la forma en la que terminé. Suspiré calmándome y tirando la nota en la basura.
Debía pensar en algo. Y pronto.
Tenía que hablar con las dos personas que se habían vuelto protagonistas en mi vida, con las que había comenzado todo...
Edward Cullen y Jasper Hale.
Sonreí suspirando bobamente al pensar en ellos. Demonios, me había enamorado… Y de los dos.

O.O Sip, lo sé... ¡Impactó! :O
Okey, y ahora viene mi aclaración, aunque creo que no hay mucho qué aclarar... :P
Muchas de ustedes me preguntaron -y otras reprocharon- el motivo por el cual Bella se deja hacer con Daniel. Pero chicas, pónganse en el lugar de ésta Bella -porque en el mundo fanfiction existen millones de tipos de Bellas- y díganme: ¿Acaso no les daría miedo si lo vieran tan solo a lo lejos a Daniel? ¿No les darían ganas de salir corriendo en direccion opuesta a donde él estuviera? ¿Qué harian acaso si el las arrinconara?
Obviamente, muchas me contestaran: "¡Lo mando bien a la mierda!". :D Y las apoyo, porque yo tambien lo haría. Pero luego pienso: "Él es hombre, de por sí ya tiene mas fuerza que yo. Si salgo corriendo, existe la opcion de que me siga. Y miedo... ¡pfff! Mucho... Si supuestamente 'me violó' -recuerden que hablamos si estuvieramos en el lugar de Bella-." ;)
Es complicado... :S Lo unico que puedo decirles por ahora, aunque creo que muchas ya se han dado cuenta, es que con el tiempo -y creo que con este cap ya lo hiceron- terminaran ODIANDO a Daniel... (u.u)
Okey, creo que esa es toda la aclaración que tenía que hacer... :D
¡Ah, si! Chicas, cuando digo que algunas "reprocharon", no es personal ni nada. Las entiendo, yo también reprocharía. :P No se asusten, que no me molestó ni nada... Todo lo contrario, eso demuestra que estan atentas. ;D
Ahora sí, eso es todo. (L) :B
¿Alguna opinión? xD
¡Las amo!
Peace. Out.
Ally C-B.

2 comentarios:

  1. me enacntaa!!! tengo ganas de ver como continua ^^ amo edward-jasper-bella es tan hot ^^ porfi publica pronto el cap 17 ;)

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  2. Me encanta esta novela! espero el proximo cap con ganas!

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