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jueves, 12 de enero de 2012

Naughty Game_Cap Quince

2 comentarios:
 
 (Nueva portada!!!) XD
Summary: Isabella Swan no es la típica chica de 17 años, torpe, indefensa e inocente. Ella es atrevida, rebelde, decidida, no le importa decir lo que piensa ni lo que los demás piensen de ella, y, por sobretodo, es la chica más deseada de todo el Instituto desde que llegó. Cualquier chico moriría por tenerla, cualquier chica desearía ser su mejor amiga, Isabella era el objetivo de todos. Pero ella ya tenía a sus dos objetivos bien fijados. Pero, ¿qué ocurrirá cuando ellos terminen siendo diferentes a lo que aparentan?
Advertencia: Contiene escenas sexuales explícitas -por eso el rating M, daa-, lees bajo tu propia voluntad. Persona que no les gusten los tríos -o LEMMONS de cualquier tipo-, RETROCEDAN. No me hago responsable bajo advertencia.
Canción (?): No. Por esta vez, no hay nada. Les doy permiso para que escuchen lo que se les plazca. :) Pero si les interesa, yo escuché "Breathe on me_Britney Spears" mientras escribía. XD
N/A: Un gran agradecimiento a Karina, que sin darse cuenta, me beteó el cap de corrida. ^^ Te amodoro, mi payasa! 3

15. Capitulo Quince
Naughty Game
By Ally Cullen-Black
&.
Bella POV
Edward cerró sus ojos con fuerza frunciendo el ceño y cerrando sus manos en puños. ¡Demonios! ¡¿Por qué putas no contestaba? Resoplé antes de girarme e ir hacia la habitación donde antiguamente habíamos estado.
"Donde te folló, Isabella." Me recordó mi mente cuando mi vista se centró con melancolía en la desordenada cama.
Oh, genial. Lindo recuerdo que NO recuerdo…
Comencé a buscar mi ropa y… Por solo una décima de segundo, me dieron ganas de reír. Mis bragas estaban sobre la lámpara que había en la mesita de noche al lado de la enorme cama, y mi sostén estaba sobre el escritorio, en la otra punta de la habitación.
Sacudí mi cabeza volviendo a sentirme… ¿Confundida? ¿Usada? ¿Dolida? Diablos, ni sabía cuál de todos me llenaban completamente, pero todos estaban en mí.
Me vestí a zancadas, intentando hacerlo lo más rápido que pudiera y tratando enormemente de no matarme en el proceso -estúpida torpeza-. Y una vez lista, fui hasta el living, donde Edward estaba sentado en el sofá, como antes, con los codos apoyados en sus rodillas y su rostro escondido entre sus manos. Me dolió verlo así, pero de seguro él no se daba una idea de cómo yo me sentía. Y aún no entendía por qué demonios no me explicaba nada.
—Adiós, Edward. Cuando dejes de lado tu cobardía, llámame. —Escupí antes de cerrar la puerta de salida a mis espaldas.
Corrí. Ni siquiera sabía dónde me encontraba, pero necesitaba correr. Estaba confundida. ¡Y nadie podía decirme que mierda pasaba! Me paré en seco recordando a una persona…
Una persona que sí podía darme -y tenía- las respuestas que necesitaba.
—Jane... —Susurré para mí misma en voz alta antes de continuar corriendo.
.
.
.
Toqué la puerta dos veces con mis nudillos de aquella enorme casa de dos pisos. Mierda, sentía mis piernas de gelatina de tanto correr.
Un hombre no tan viejo abrió la puerta. Su piel pálida, su cabello largo y su sonrisa amistosa, no hizo más que erizarme los vellos.
—Hola. —Saludó observándome de arriba abajo. Sentí el escalofrío subirme por el cuerpo, pero intenté omitirlo.
—Hola, estoy buscando a Jane. —Dije tratando de que mi voz saliera normal.
—Ah, sí. Soy Aro, el padre de Jane. Ella está arriba. ¿Quieres pasar a esperarla mientras la llamo? —Preguntó haciéndose a un lado. Asentí ingresando en aquella enorme mansión.
Aro me sonrió antes de perderse escaleras arriba. Estaba en una enorme sala, de sofás negros de cuero donde al frente había un televisor plasma de vaya a saber uno de cuántas pulgadas era… Basta decir que era enorme. Estaba concentrada en todos los logos de negocios que había sobre una pared, cuando escuché la voz de Jane.
—¿Bella? —Preguntó confundida.
Me giré y la miré seria, sin ninguna sonrisa amigable.
—Necesitamos hablar. —Dije cruzándome de brazos. Ella frunció el ceño antes de suspirar.
—Está bien, pero no aquí. —Dijo antes de tomarme de un brazo y llevarme afuera. Iba a protestar pensando que ella no iba a salir conmigo, pero lo hizo. Así que tuve que tragarme la protesta.
Una vez afuera, cerró la puerta a sus espaldas antes de cruzarse de brazos, imitando mi acción anterior.
—¿Qué quieres? —Escupió Jane molesta.
Reí secamente.
—Explicaciones, eso quiero.
—No lo entiendo. ¿Por qué vienes conmigo? —Preguntó, pero luego se respondió ella misma. —Oh… Ya veo. Ellos no te dicen nada, ¿cierto? —Una sonrisa burlona se asomó por la comisura de sus labios.
Podía sentir esa adrenalina subir por mi cuerpo, dándome ganas de golpearla. Suspiré conteniéndome cuando ella comenzó a reír al ver que no contestaba.
—No lo puedo creer. ¿Y piensas que yo te diré algo? —La miré confundida. Ella volvió a soltar una risa burlona. —Bella, desde el momento en que los reconocí, tú y yo dejamos de ser amigas. Déjame explicártelo más claro… Ellos son míos.
No podía creer lo que mis oídos estaban escuchando. ¡¿Estaba hablándome jodidamente en serio?
Mordí mi labio antes de contestarle.
—¿Piensas que yo no pelearé por ellos?
—Mmm… No, no lo pienso. Estoy segura que lo harás. —Dijo firme, desafiándome. —Y también de lo que estoy segura es de que perderás… Al menos, si sigues en tu posición de 'víctima' todo el tiempo con ellos.
Fruncí el ceño.
—¿A… a qué te refieres?
—¿Crees que no se cansan de tus pendejadas, de tus idas y vueltas? Son hombres, Bella. Al final, lo que siempre buscan es sexo…
¡Ja! Como si yo no supiera aquella filosofía de vida. ¡Claro que buscaban sexo! ¡Eran hombres, por todos los santos! Pero… ¿Y si ella tenía razón en ése punto? ¿Y si ellos en verdad se cansaban de seguirme por mis más que abundantes pendejadas?
Ellos no comprendían la magnitud de sentimientos y pensamientos que rondaban en mi mente por ellos, así que… ¿Por qué habrían de aguantarme? ¿Ellos habían dicho que querían algo serio conmigo? ¡Demonios! ¡No podía pensar bien! ¡Demasiados pensamientos confusos y encontrados se disparaban en mi todavía obnubilado cerebro!
Reaccioné cuando sentí una sonora risa provenir de enfrente mío. La muy zorra se reía de mí.
—¿Ves como eres pendeja? Te quedas allí, quieta y muda ante una simple realidad… Tú no eres mujer para ellos por el simple hecho de que no eres mujer, sigues siendo una pequeña pendeja que se la da de adulta por sólo acostarse con muchos… ¡Vaya, Bella! ¡Pero si solo eres una más de las pendejas zorras de instituto! —Dijo volviendo a reír, esta vez aun más fuerte.
Por fin mi cerebro pareció activarse.
No le demostraría nada. No a ella. Mis debilidades o problemas eran míos, míos y sólo míos, y no debía de demostrar flaqueza ante nadie… Mucho menos ante un ser tan… 'repulsivo' como resultó ser ella.
—¡Oh! ¡Disculpa, querida! En verdad estoy confundida entonces porque, veamos… ¿Entonces eso en que te convierte a ti? ¿Acaso no vas al instituto como nosotros? ¿Acaso no te has acostado con media ciudad en cada estado en el que has estado? ¿Acaso no te ha quedado blanca la nariz de tan aspirada que has estado? No, hermosa… Yo puedo ser una pendeja como tú dices, pero te aseguro que ellos no me ven a mí de la misma forma, no cuando me los monto como nadie, según sus propias palabras claro.
Su cara fue transformándose ante cada palabra que salía de mi boca. Genial.
—¿Te das cuenta que eres una pendeja? ¡Sé de sobra que no te los has montado todavía!

Fue mi turno de reír descaradamente. Sí, se lo diría lenta y tortuosamente...
—Bien. —Dije mirando mis uñas para luego clavar una mirada felina en ella. —¿Y de dónde crees tú que he venido? Okey, okey… Reconozco que no me los he montado a ambos. —Dije guiñándole el ojo. —Pero te aseguro que Edward quedó muy conforme con como resultaron las cosas entre nosotros… —Me reí nuevamente. —Es más, a Jasper le toca en breve… Entonces, querida… ¿Quién es la pendeja?
Pude ver justo como movía su mano para meterme un derechazo por lo que tiré mi cuerpo hacia atrás, y fue tan sólo cuestión de abalanzarme hacia ella para estamparla contra la pared.
—Mira quien resultó tramposa además. —Dije sonriente mientras ella me miraba con odio. —No juegues conmigo, Jane, porque no me conoces ni un poco. No sabes de lo que puedo llegar a ser capaz… Así que no me tientes a demostrártelo.
La solté y comencé a alejarme, dejándola allí medio tosiendo por la presión que había ejercido con mi brazo en su cuello, y saliendo como toda una 'lady' -que no era- de aquél nido de ratas.
—Me las pagarás, Swan. —Le oí decir en voz baja.
Yo ni me giré, no valía la pena. Sin embargo, sí la saludé. Me di un beso en la mano y la levanté para mover mis dedos a señal de saludo… Para luego formar un hermoso 'fuck you' con mi dedo corazón.
Está bien. Sabía que no estaba en condiciones de estar fuera a estas horas -sean las que fuere- con tamaño desorden mental en mi cabeza, pero a la vez, necesitaba desesperadamente despejarme, ver gente, caminar…
Vagué sin rumbo durante lo que pareció mucho tiempo, pensando, analizando la mierda de vida que llevaba…
"¡Hey! ¡No todo era mi culpa! ¿Verdad? ¡¿Verdad?" Me gritaba a mí misma dentro de mi mente.
—¿Qué haces, preciosa?
Esa voz…
Me paré en seco, paralizándome con todos los vellos en punta. Con mis sentidos comenzando a trabajar a mil por hora, estando alerta. ¡Diablos! ¿Por qué me sentía así cada vez que él aparecía? ¿Por qué mierda le temía?
Y un recuerdo me contestó a esa pregunta…
*Flashback*
—¡Diablos! —Protesté cuando la vibración del móvil en mi bolsillo trasero me asustó. Dejé el jugo de naranja sobre la mesada de la cocina y lo saqué para averiguar quién era el imbécil que molestaba un domingo a la noche.
Bufé molesta cuando en la pantalla decía: "Daniel, llamando". No iba a contestarle, no tenía ganas. Lo tiré sobre la mesada, tomé mi jugo y fui escaleras arriba hacia mi habitación. Una hermosa noche de sueño me esperaba, y nadie iba arruinármela…
.
.
Sentí algo húmedo y suave rozar mi cuello, y no pude evitar estremecerme. Una mano acariciar mi vientre por debajo de la pequeña musculosa que usaba para dormir y otra haciendo presión sobre mi intimidad, y no pude evitar jadear con fuerza.
—Despierta… —Medio gruñó y pidió la voz de Daniel, y sentí su aliento chocar contra mi cuello. Resoplé entre molesta y excitada intentando quitarlo.
—No molestes… —Dije alejándolo un poco. Pero sus manos comenzaron a ejercer fuerza y sus dientes reemplazaron lo que supuse debió haber sido su lengua.
—Isabella, no estoy de bromas.
—Y yo no tengo ganas. —Dije de la misma forma autoritaria abriendo los ojos y encontrándome con los suyos, llenos de enojo, deseo y lujuria.
Resopló y se levantó alejándose molesto y bufando. Me daba la espalda, pero podía imaginarme su rostro, y no sería nada bueno de ver.
—Gracias. —Agradecí algo incomoda.
—No. —Soltó de golpe girándose a mí, llevó una mano al puente de su nariz y lo apretó sonriendo sarcásticamente. —No me alejo por ti, ¿sabes? —Lo observé confundida antes de fruncir el ceño molesta.
—No estoy para tus idioteces. Lárgate y déjame dormir. —Escupí volviendo a cubrir mi cuerpo con la ligera sábana de la cama.
—Lo follaste. —Volví mi rostro hacia él completamente confundida, pero en mi interior también estaba sorprendida.
—¿De qué diablos hablas?
—Eleazar… La cabaña… Todo este maldito fin de semana… ¿Creíste que soy idiota? ¡¿Creíste que no iba a enterarme? —Su voz sonaba tan… molesta, que parecían rugidos. Lo único que yo hacía era apretar cada vez con más fuerza la sábana que llegaba hasta mi pecho.
¿Cómo diablos se había enterado? Eleazar y yo habíamos tomado todas las precauciones existentes, ya que ambos conocíamos a Daniel y a su particular forma de llevar una relación que solo implicaba sexo. Entonces… ¿cómo hacía para enterarse?
Algo hizo 'click' en mi mente en ese momento, y el enojo comenzó a llenarme.
—¡¿Me seguiste? —Protesté molesta.
—Tú eres mía… Y nadie te quitará de mi lado, esas son las reglas…
—¡Al diablo tú y tus estúpidas reglas! —Le grité levantándome de mi cama y queriendo salir de mi habitación, pero me detuve cuando un escalofrío me recorrió la espalda mientras asimilaba sus palabras.
Me giré hacia él con terror. Él suspiró -que sonó más a un bufido- y se sentó en el sofá individual al lado de mi pequeña biblioteca, observándome con detenimiento antes de que una sonrisa apareciera en su rostro.
—D-Daniel… ¿Qué… qué hiciste? —Mi voz no salía normal, estaba totalmente consumida por el pánico.
Su sonrisa se ensanchó y sus codos se relajaron en los brazos del sofá.
—Te dije que no jugaras conmigo…
Mi espalda chocó contra la pared y en mi mente se procesaron imágenes. Lo único en lo que podía pensar era en Eleazar... Aquel tierno hombre, con su esposa enferma de cáncer, cansado de tanto trabajo, de una vida llena de problemas y en busca de alguien que supiera follarlo como lo merecía -siendo yo la afortunada, porque, tenía que admitirlo, él había sido uno de los pocos que lograba rescatar-… Y su muerte.
Adiós a mi tan ansiada noche de hermoso sueño…
*Fin del flashback*
"Estúpido recuerdo…" Pensé antes de que todo ocurriera demasiado rápido.
Cerré mis ojos al sentir su mano tomarme del brazo y adentrarme en el callejón del cual había salido su voz con anterioridad. Luego, sentí la dura y fría pared chocar contra mi espalda y su lengua lamer insistente mi cuello y sus dientes rozar mi piel.
—¿Por qué tan sola a estas horas y en este lugar?
—E-eso… no te… importa. —Contesté jadeando, sintiendo mi centro comenzar a excitarse gracias a la presión de su rodilla sosteniéndome en el aire. ¡Demonios!
Devilbella: -¿Lo ves? Sigues siendo masoquista, cariño -dijo apareciendo en su lugar de siempre.
"Oh, genial. ¿Y hasta ahora apareces?" Pensé frustrada.
Devilbella: -Oye, yo no tuve la culpa de que aceptaras la invitación de Peter -contraatacó cruzándose de brazos.
No. Por supuesto que ella no la tenía, solo había sido yo envuelta en las mis caramelos. "Mea culpa".
—Sigues siendo testaruda… —Dijo bajando su mano por entre medio de mis pechos, pasando por mi estómago y metiéndose dentro de mis ajustados jeans y mis bragas, hasta tocar mi intimidad. Comencé a jadear pesado. —Y maleducada… —Sus dedos comenzaron a hacer presión sobre mi clítoris mientras su lengua insistía en mi cuello.
Mordí mi labio conteniendo el gemido que quiso salirse de mi boca y una de mis manos voló a su hombro, por dentro de su camisa medio desprendida, y clavé mis uñas en su piel. Daniel jadeó contra mi cuello antes de soltar una risa que me puso los vellos en punta, otra vez.
—Será una larga noche… —Dijo antes de penetrarme con dos dedos y morderme el hombro descubierto gracias a que llevaba musculosa. Gemí echando mi cabeza hacia atrás, arqueándome.
Sí. Esta sería una larga noche… Pero, al menos, placentera.
Devilbella: -Si quitas de lado el dolor, sí es placentera…-comentó sarcástica.
"Oh, gracias por recordármelo…" Cerré mis ojos y me dejé llevar. ¿Qué más daba? Era Daniel, cualquier cosa que intentara en su contra, saldría perdiendo.
Adiós a la posibilidad de pensar tranquila y en paz.
Algo bueno de todo esto: Al menos me alejaría de la puta realidad en la que me había sumergido hacía horas...

*asoma la cabeza sobre la mesa donde esta escondida*:)
¿Alguien por allí detrás de la pantalla? ^^
Okey, ¿opiniones? ¿Quieren Lemmon para el prox cap? XD
Ya saben, van al botoncito azul aquí debajo y sueltan todo... ;)
Las amo!
Peace. Out.
Ally C-B.

2 comentarios:

 
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