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jueves, 29 de diciembre de 2011

OS: Eternamente mío

1 comentario:
 

Summary: "No me importaba en lo más mínimo el hecho que él fuera el Tío de mi novio, que él fuera diez años mayor que yo. ¡Ni siquiera el hecho de que él estuviera casado! Yo sabía que nada ni nadie me lo quitarían. Porque él era mío. Eternamente mío..."
ADVERTENCIA (1): Contiene escenas sexuales explícitas -por eso el rating M, daa...-, lees bajo tu propia voluntad. Persona que no les gusten los LEMMONS de cualquier tipo, RETROCEDAN. No me hago responsable bajo advertencia.
ADVERTENCIA (2): Mis chicas, mil lo sientos si alguna se siente ofendida, pero en este OS, no se habla demasiado bien de Edward. Lo siento, pero yo soy Team Suiza. Jacob también forma parte de mi corazón. xD Si alguna cree que se enojará y bla, bla, bla, pegue media vuelta. (: ¡Pero tuve consideración! Tampoco es que lo insulto así porque sí. NO. ¡Eso sería un crimen para mí! Pero si lo... usual. Que él reprime sus... amm... deseos.(? Ustedes me entienden. C;
Cancion (?): No. Por esta vez, no hay nada. Les doy permiso para que escuchen lo que se les plasca. XD HAY LLEMON, tengan eso en consideración al comenzar a leer. (; Por lo que yo unicamente sugiero algo sexy. :$
N/A: Ok, hace bastante quería escribir algo con mi amado Jake. ¡Y aquí está! ^^ Y bueno, tengo que agradecer enormemente a dos personitas que inspiraron el OS. :3 Por lo cual, va dedicado a ustedes: Sofía Valladares y Malulaa Rodriguez! 3 Chuchaas, son lo mejor...! C:
Ahora sí... Con ustedes, ¡nuestro cachondo profesor! :3 Enjoy!

1. Capitulo único.
Eternamente Mío
By Ally Cullen Black
Bella POV
"Mierda. Mierda. ¡Mierda!" Insulté por mi mente mientras me bajaba de mi vieja Chevy. No era la gran cosa, pero un transporte en fin. Ya estaba llegando tarde a la clase de Literatura, y a pesar de que no me gustara ir al Instituto, esa era de las materias que podía rescatar.
Corrí lo más que pude por el pasillo, pero de la nada, sentí una mano tomar mi brazo desde atrás y jalarme con fuerza. Me sorprendí al encontrarme entre sus grandes, fuertes y musculosos brazos que me pegaban a su fornido pecho y me sostenían desde la cintura.
—¿Q-qué haces? —Tartamudeé sin poder evitarlo, mirándolo confundida al percatarme de quien era.
—Lo siento. Ya no lo resisto más…—Dijo antes de que su boca chocara contra la mía.
Al principio, me costó entender lo que ocurría. Pero luego de dos segundos, me dejé llevar. ¿A qué chica no le gustaría que el hermoso profesor de matemáticas la besara? O mejor, ¿te hiciera suya?
Llevé mis manos a su pecho y le correspondí, perdiéndome en esos suaves labios con los que tanto había fantaseado. El profesor Jacob Black entreabrió su boca y delineó con su lengua mi labio inferior, provocando que me estremeciera ante el contacto y que sin pensarlo le diera el total acceso a la mía.
—Jacob… —Dije intentando alejarlo al darme cuenta de que estábamos en medio del pasillo, pero solo provocó que él ejerciera un poco más de fuerza, apretándome más de las caderas y a su cuerpo. Una extraña sensación de dolor y placer me invadieron mientras comenzaba a caminar conmigo en sus brazos, hasta que sentí el fuerte golpe de los casilleros contra mi espalda.
El beso comenzó a hacerse más profundo, provocándome sensaciones inexplicables no solo en mi interior, sino que también podía sentir su excitación contra mí bajo abdomen. Esto ya se estaba tornando más salvaje. Nuestras lenguas luchaban por conseguir la victoria de aquella batalla que cada vez nos dejaba más extasiados.
Comencé a desacelerar nuestro beso con algo de desgana, mientras que con mis manos en su pecho intenté alejarlo, pero nada funcionaba. Hasta creo que ese forcejeo lo excitaba aún más, al igual que a mí.
—Jacob, ya…basta… —Logré decir cuando comenzó a bajar por mi cuello desesperado, produciendo fuertes corrientes eléctricas en mí.
—Se que te gusta, Bella. —Dijo descaradamente. —Déjate llevar…— Estaba volviéndome loca. No dejaba de esparcir besos húmedos y una que otra ligera mordida por toda la longitud de mi cuello.
—N-no… —Dije entrecortadamente, sin poder respirar normalmente. Era un mal nacido, y sabía que si yo me entregaba a él, terminaría siendo yo la que lo buscara en vez de él a mí, como ocurría con los demás chicos. Y lo peor de todo, es que me conocía a la perfección.
En ese momento, Jacob tomó una de mis manos y la llevó a su endurecida entrepierna. Esa acción me tomó por sorpresa, a lo que intenté quitarla, pero él no me dejó.
—Esto causas en mí, Bella. —Dijo mientras frotó mi mano contra su miembro. Comencé a respirar agitadamente, sin saber a dónde demonios mirar. ¿Por qué me torturaba de esa forma?
"Se está vengando…" Me dijo mi mente recordando todas las veces que yo lo había provocado con mi caminar, mi forma de vestir, mis miradas, mis 'inocentes' roses y acciones…
—Jacob… —Jadeé antes de volver a sentir sus labios contra los míos mientras aflojaba su agarre en mi mano.
Esta vez, mande todo al demonio y me olvidé de todo. Y de todos. Pasé mis manos por su cuello y le correspondí con salvajismo. No podía evitar ser quien era. En mi antiguo colegio, siempre fui la rebelde, a la que todos los chicos del Instituto los tenía comiendo de la palma de su mano. Ellos venían a mí tarde o temprano, y eso estaba más que comprobado gracias a lo que estaba ocurriendo con Jacob Black.
Nuestras lenguas luchaban la una contra la otra, tratando de dominar el territorio del otro, al menos hasta que Jacob se alejó de la nada. ¿Qué demonios le pasaba? Primero me rogaba, y luego, cuando por fin aceptaba, se iba.
—Aquí no. —Dijo antes de tomarme de la mano y echar a andar con apuro por el pasillo.
—¿A dónde vamos? —Le pregunté con la respiración agitada por nuestra sesión de besos. Y además porque su andar era rápido, casi hasta tenía que dar pequeños saltitos para poder estar a su mismo paso.
Antes de responder algo, me empujó hacia adentro de la sala de profesores con su brazo alrededor de mi cintura. Comenzamos a caminar, obviamente vigilando hacia todos lados y tratando de que nadie nos descubriera, hasta que llegamos a una puerta que decía 'Baños privados'.
Jacob me empujó hacia el interior de uno, y una vez que entramos comenzó a besarme con rudeza mientras escuchaba cómo cerraba la puerta con seguro.
Tomé su rostro entre mis manos mientras le correspondía de la misma forma. Él llevó sus brazos a mi cintura, abrazándome y pegándome lo más posible a su cuerpo mientras yo comenzaba a caminar hasta que su espalda pegó contra la pared. Bajé por su cuello mientras llevaba mis manos al final de su camiseta y la levantaba. Jake alzó sus brazos para que pudiera quitarla con más facilidad.
Luego, ambos comenzamos una sucia guerra por quedar en igualdad de condiciones mientras nuestra ropa iba esparciéndose sobre el piso del baño. Sus caricias en mi cuerpo eran exquisitas, ninguno de los idiotas con los que antes había estado se le podía comparar.
Ni siquiera… mi novio, Edward. Quiero decir, ¿qué no se daba cuenta que a veces ser chapado a la antigua tiene sus consecuencias? Yo soy una mujer, y también tengo necesidades. Y no las del tipo que una flor se conforma.
Yo tenía necesidades carnales, y él lo sabía. Jacob lo sabía, y el mal nacido se aprovechaba de ello.
Perdí completamente la cordura cuando uno de sus dedos comenzó a delinear mis labios íntimos. Estaba demasiado excitada, demasiado mojada, demasiado caliente…
Pegué un grito de placer cuando dos de sus dedos penetraron mi sexo con fuerza, pero fue callado con sus labios sobre los míos.
—Demonios. —Gimió él contra mi boca. —Eres deliciosamente estrecha…
—Jake… —Supliqué frustrada cuando retiró sus dedos de mi sexo.
Sin embargo, él no dijo nada. No necesitó decirlo, ya que en ese momento sentí su miembro penetrándome con fuerza, sin previo aviso. Se sentía tan bien, tan deliciosamente adentro, tan lleno…
Sus embestidas eran alocadas, rudas, tal y como a mí me gustaba. Y como a él también. Jake me tomó del trasero y me pegó a la pared fría de cerámica para poder embestirme con más fuerza.
Fuera. Dentro. Fuera... Dentro... FUERA. ¡DENTRO!
Su miembro salía casi por completo de mi interior con lentitud, para luego volver adentro con fuerza. ¡Diablos! Estaba matándome.
—Jake… ¡Ugh! Ya… casi… —Gemí arañando su espalda al sentir esa hermosa sensación arremolinándose en mi bajo vientre a punto de estallar.
—Dios, Bella… —Gimió en mi oído antes de que uno de sus dedos comenzara a acariciar mi clítoris con fuerza.
Fue lo que necesité para estallar y gritar sin importarme una mierda de nada, ni siquiera el hecho de que nos encontrábamos en el baño de profesores.
—¡Mierda, siiii…! —Gemí cuando por fin llegué a mi ansiado orgasmo, sintiendo cómo él me seguía, llenándome por completo.
Nos quedamos en silencio por unos momentos, mientras sentía cómo me llenaba hasta los huesos, metafóricamente. Su cabeza estaba apoyada en mi hombro, intentando recuperar la respiración, sus manos me tenían de la cintura, aún pegada a la pared.
—Ni sueñes que te dejaré ir otra vez… —Dijo apartándose y apoyando su frente en la mía mientras sonreía.
—¿Mi opinión te interesa? —Pregunté fingiendo seriedad. Su sonrisa desapareció mientras se alejaba un poco. —No vuelvas a ser tan imbécil de dejarme ir… —Dije antes de guiñarle un ojo. Él sonrió y le devolví la sonrisa sin poder evitarlo. Era tan perfecta, tan blanca y tan sincera… Me derretía.
—Eso puedo jurarlo. —Dijo divertido, y podía ver picardía destilando de sus ojos azul cielo.
—¿Ah, sí? —Pregunté siguiéndole el juego. Sentí su miembro recobrando vida en mi interior.
—Sí. Y conozco una forma de jurarlo que te encantará… —Dijo deslizando su mano por mi vientre hasta nuestra unión, donde comenzó a acariciar delicadamente con uno de sus dedos en mi sensible botón.
Gemí mordiéndome el labio inferior.
—Muero por conocer… esa forma. —Dije con un jadeo a la mitad de la frase gracias a la presión de su dedo en mi clítoris.
Él volvió a besarme mientras me alejaba de la pared, para comenzar con aquel juramento que una vez también habíamos hecho en el escritorio de su clase. Como la primera vez que me hizo suya en ese mismo lugar…
*Flashback*
Sus manos recorrían insistentes mi cuerpo recostado sobre su escritorio. El salón estaba vacío y solo se escuchaban los ecos de los gemidos de ambos. Aún podía recordar lo que me había dicho para que me quedara luego de clases.
"Señorita Swan, ¿le importaría quedarse al final de la hora? Me gustaría tener una charla con usted…". Oh, sí claro. Una charla…
—Jacob… —Jadeé cuando su lengua comenzó a bajar por mi vientre hasta abajo.
Él sonrió contra mi piel, lamiendo toda porción de piel existente, mientras hacía presión con sus dedos sobre mi sexo por sobre la tela de las bragas. Arqueé la espalda tragándome el gemido que rasgaba en mi garganta por salir. Volvió a subir y me senté para poder besarlo. Sus manos comenzaron a acariciar mi espalda de arriba abajo, con delicadeza.
—Pídeme que me detenga. —Dijo jadeante y con la voz ronca contra mis labios.
Ambos éramos conscientes de nuestra posición -yo alumna y él profesor-, de la diferencia de edad, de su esposa y de mi novio, y sabíamos claramente lo que ocurría. Sin pensarlo, tomé su rostro entre mis manos y lo volví a besar con pasión.
—No quiero que te detengas. —Dije entre medio del beso. Él gimió y me tomó por la cintura, pegándome más a su cuerpo.
—Pídeme que te suelte. —Dijo abrazándome con fuerza. Yo sabía que sus palabras solo decían lo que debería hacer, pero ninguno de los dos quería que hiciera.
—Nunca me sueltes. —Dije enredando mis dedos en su cabello. Él jadeó haciendo que su aliento chocara contra mi rostro. ¡Por Dios! Nunca en mi vida me había sentido así, tan necesitada, tan amada, tan excitada…
—Pídeme que no te haga mía… —Casi suplicó mientras su punta rozaba mi sexo por sobre la tela. Jadeé pesadamente.
Me alejé apenas unos centímetros para poder mirarlo directamente a los ojos.
—Hazme tuya, Jacob. —Dije con la voz entrecortada.
Él gruñó cuando sentí su mano bajar al elástico de mis bragas y tirar de ellas casi con furia, rasgándola completamente. Sentí su miembro penetrarme con suavidad. ¡Demonios! Era un maldito bipolar. ¡¿Cómo podía ser tan gentil, tan tierno, si hace dos segundos estaba que parecía un animal?
—¡Diablos! —Gimió él una vez que estuvo completamente enterrado en mí.
—Jake…—Gemí arqueando mi espalda.
Él juntó su frente con la mía, ambos respirábamos agitadamente, y podía jurar que mandaría al demonio a todos con tal de estar con él así por siempre. Se sentía TAN BIEN…
—Por favor… —Suplicó cerrando sus ojos y frunciendo el ceño. —Pídeme que no siga. Insúltame. Mándame al demonio por haberte siquiera tocado. —Me pidió con desesperación. Sonreí sin poder evitarlo.
—Por favor, sigue… —Dije moviendo mis caderas. Ambos soltamos un jadeo pesado. —Te amo, Jacob. Y quiero que estés conmigo, y que me ames sin importarnos nada ni nadie… —Concluí antes de volver a sus labios. Él sonrió contra mis labios antes de corresponderme con la misma necesidad.
A partir de ese momento, siempre fuimos él y yo. Y no me importaba en lo más mínimo el hecho que él fuera el tío de mi novio, que él fuera diez años mayor que yo. ¡Ni siquiera el hecho de que él estuviera casado!
Yo sabía que él era mío, y nada ni nadie me lo quitarían. Si tenía que luchar con dientes y garras por él, lo haría hasta el final.
Porque él era mío…
Eternamente mío.

*_* Emmmm... *Ally se rasca la cabeza sin saber que decir*.
Ok, ¿alguien por allí detrás? ^^
Ya saben... XD
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¡Las amoo, mis chuchaas! :3
Peace. Out.
Ally C-B.

1 comentario:

  1. hola, caliente y bueno... pero parastes la escena en un sitio que dios por que no segistes?? no soy amante de los Jake Bells peor este estuvo buenisim!!

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