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martes, 13 de diciembre de 2011

Mi segunda vida_Cap Veintiseis

1 comentario:
 

Capitulo Veintiseis
Antes de la Oscuridad
Bella POV
Ya nos encontrábamos en la casa de Edward, y la bienvenida departe de todos había sido muy divertida. Nos habíamos entretenido con una gran charla en la sala principal, en la que me contaban anécdotas ocurridas en esos quince años que no estuve con ellos.
La charla había durado durante la mayor parte de toda la noche, hasta que Edward me pidió que saliéramos afuera y estuviéramos solos. Nos sentamos en las escaleras del porche, tomados de las manos y comenzamos a charlar entre nosotros. Él tenía cosas que contarme, como por ejemplo que él le había pedido a Alice que no intentara ver nada acerca de mí, o como se sintió él al dejarme.
Todo su relato me había dejado un tanto shokeada y triste. El había sufrido mucho al dejarme, al igual, o quizás más que yo. No aguanté la necesidad de besarlo y prometerle que nunca más nos separaríamos, que siempre estaríamos juntos.
Luego de la charla, seguimos con la sesión de besos, entre chistes y bromas que gritaba Emmet desde adentro. Al parecer, él y Josh se habían vuelto muy amigos. Y mi querido hermano, le había contado a Emmet en la situación en las que nos encontró a Edward y a mí en el río, por lo tanto, las bromas tenían que ver con nosotros.
-Edward, -dije contra sus labios cuando noté que el sol comenzaba a salir por el horizonte, provocando que su luz se reluciera en nuestra piel- tengo que volver a casa…
-¿Ahora? –preguntó mientras seguía besando mis labios. Asentí con una sonrisa.
Yo estaba en su regazo, con mis brazos alrededor de su cuello mientras los suyos, me rodeaban la cintura y me estrechaba fuerte contra su cuerpo. Me sentía tan llena al estar de esa forma con él, que en realidad no me importaba el horario ni el tiempo, pero había prometido volver a mi casa antes del Instituto.
Quise intentar levantarme del regazo de Edward, pero el me abrazaba mas fuerte y profundizaba el beso, ganando que siempre le correspondiera y no tuviera oportunidad de irme.
-Edward, es en serio. Tengo que irme…-susurré contra sus labios mientras él protestaba.
-Está bien, -dijo bufando mientras soltaba su agarre en mi cintura y me dejaba levantarme.
Lo hice sonriendo divertida al verlo enojado, como si fuera un niño de cuatro años al que le quitaron su juguete favorito.
-Hey, -lo llamé. Él levantó la vista serio- dentro de unas horas tenemos que ir al Instituto –le dije sacándole la lengua. Edward sonrió mientras se levantaba y me abrazaba por la cintura. Él sabía lo que significaba: "Mas horas para estar juntos".
Sus labios volvieron a tocar los míos, dejándome otra vez sin oportunidad que seguirle. Definitivamente, sus labios eran mi droga personal.
-Déjala ir, pareces un acosador –dijo Alice en dirección a Edward, parada en la puerta principal de la casa.
-Eres un duende metido –le dijo Edward una vez que se separó de mí y se giraba a ella.
Le di un pequeño golpe en el hombro, nada duro, haciéndome la enojada. El se giró y me miró confundido.
-No le hables así a mi mejor amiga y cuñada –le dije mientras corría hacia Alice y la abrazaba. Ella se sorprendió, pero me devolvió el abrazo con una sonrisa y con fuerza.
-Nos vemos luego, Alice –la saludé con un beso en la mejilla antes de correr a Edward.
-No me extrañes –le susurré a Edward antes de darle un corto beso en los labios y correr hacia el bosque, en dirección a mi casa. Pude escuchar el suspiro de Edward, antes de desaparecer de su vista.
En el camino, iba muy metida en mis pensamientos, recordando todo lo ocurrido con Edward desde que llegué de Volterra, cuando escuché a lo lejos como si alguien viniera corriendo en mi dirección. Me detuve tratando de captar el olor de ese alguien, pero lo único que reconocí fue el olor a vampiro.
En un abrir y cerrar de ojos, tenía al vampiro adelante mío, apretando mi cuello con sus manos y me tenía apoyada contra un árbol, a tal punto, que no sentía mis pies en el suelo. Lo reconocí al instante, el vampiro era Darren.
-¡¿Dónde esta Lena? –preguntó alterado mientras apretaba más mi cuello.
Intenté usar alguno de mis dones para que me soltara, pero era imposible. Su don me lo impedía, me había olvidado completamente de el. Quise darle patadas, pero sus piernas me tenían acorralada y mis manos se encontraban agarrando las suyas, intentando que me soltara. No es como si su agarre en mi cuello fuera "supuestamente" a matarme, estaba más que claro que yo no necesitaba respirar, gracias a lo que era, pero la sensación de no sentir el aire entrar hacia los pulmones se volvía molesta.
Su agarre no me dolía y no podía matarme, por lo que veía su acción muy estúpida.
-¡Dime dónde rayos esta Lena! –me gritó furioso cerca de mi rostro.
-E-en…tus…s-sueños…imbécil…-logré contestarle con el poco aire que tenía en mis pulmones. Una especie de chillido doloroso salió de mis labios cuando sentí sus uñas clavarse en mi cuello.
-Darren, cálmate, la lastimas…–dijo una voz femenina que no reconocí.
¡Eso era lo que el muy MAL NACIDO hacía! Darren, con su don, hacía que los míos no funcionaran, como si nunca los hubiera adquirido, dejándome indefensa. Por lo tanto, él podía hacer lo que quería. Su don te hacía sentir débil, sin fuerzas; en resumen, te hacía sentir como un humano, y eso implicaba que sintieras sus ataques profundos, con mucho dolor, como cualquier humano los sentiría.
Abrí mis ojos intentando omitir el dolor que sentía, quería ver de quien provenía esa voz femenina. La mujer, aparentaba tener unos veinti-tantos, era de cabello oscuro, largo hasta menos de la mitad de su espalda, sus ojos eran profundos y rubíes, como los de cualquier vampiro que bebía sangre humana y su estructura era mediana con curvas bien proporcionadas. No sabía porque, pero su voz me hizo recordar a la de Lena, a pesar de que Darren ya la hubiera mencionado.
-¡¿Qué me calme? –preguntó Darren hundiendo más sus uñas en mi cuello. Cerré mis ojos mientras el chillido volvía a salir de mis labios. Realmente me dolía, y eso provocaba que me sintiera indefensa, sensación que odiaba con toda mi alma.
-Suéltala, ella puede contestar sin que la lastimes –dijo la voz de la muchacha con calma.
-¡¿Quieres no meterte y dejarme a mí, Carlie? –le gritó Darren a la chica molesto. Ella suspiro mientras balbuceaba algo así como un insulto y se alejaba.
No había escuchado muy claramente qué era lo que ella había balbuceado, el dolor estaba por encima de todo, no me dejaba pensar ni escuchar muy bien.
-Te lo preguntaré por última vez, -dijo soltando un poco su agarre, permitiéndome respirar un poco, pero aún provocando que el dolor estuviera allí- ¿Dónde esta Lena? No me iré sin ella, ¿entiendes? La encontrare con tu ayuda o sin ella…-dijo la última frase exasperado, como si estuviera perdiendo la paciencia.
Lo miré con furia, mientras tomaba una gran bocanada de aire para poder contestarle.
-N-nunca…te ofrecí mi ayuda, por lo t-tanto, te i-irás sin ella. N-no pienso…d-decirte dónde e-está Lena, a-así que…PÚDRETE –le contesté antes de escupirle en el rostro.
Él rió falsamente mientras cerraba sus ojos y sacudía su cabeza con una sonrisa burlona.
-Te arrepentirás de haber echo eso –dijo antes de volver a apretar su agarre en mi cuello, clavando más profundamente sus uñas en él, provocando que un grito desgarrador saliera de mi pecho por el dolor que sentía.
Era extraño sentir ese dolor luego de tantos años; me sentía humana, indefensa, débil y estúpida al no poder hacer nada. El dolor era insoportable, y ya me estaba cansando de tanto gritar. No aguantaría mucho más tiempo si alguien no llegaba a ayudarme.
Por primera vez en tanto años, era yo la que necesitaba que me protegieran, y ese pensamiento no me gustaba. Siempre había sido la más fuerte de mis hermanos, yo era la que debía proteger a mi familia, y el sentirme de esa forma, tan desprotegida, en ese momento, me inquietaba y me angustiaba por dentro.
-¡SUELTALA! –esa voz aterciopelada, un tanto furiosa, se escuchó a lo lejos.
Abrí mis ojos para encontrarme con un Edward con las manos cerradas en puños y con una mirada tan furiosa que daba miedo. A su derecha, estaban Emmet y Jasper, igual de enojados; y a su izquierda, estaban Alice y Rosalie, también enojadas, que tenían agarrada a la tal Carlie de los brazos. La chica se zarandeaba intentando salir del agarre de mis amigas, pero le era imposible.
Darren, al escuchar la voz de Edward, me soltó antes de girarse a él, haciendo que yo cayera al suelo y comenzara a toser por el dolor y la falta de aire.
Vi como Darren miró atentamente y con la respiración acelerada a los vampiros de su alrededor, demostrando así el miedo que comenzaba a apoderarse de él. El muy cobarde quiso salir corriendo, escapar; pero Emmet y Jasper lo agarraron antes de que pudiera hacerlo y se deshicieron de él, mientras la chica gritaba de tristeza al ver como lo mataban. No me importó, el imbécil se lo merecía y se lo deseaba con todas mis fuerzas.
Mientras tanto, en el momento en que Emmet y Jasper corrieron tras Darren, Edward corrió hacia mí, que estaba en el suelo tosiendo intentando que el aire volviera a mis pulmones y que el dolor desapareciera, pero aún me sentía débil.
-Bella, amor, ¿estás bien? –me preguntó con preocupación y dulzura mientras me alzaba y me acurrucaba en su pecho. Yo no podía dejar de toser, mientras mis manos estaban en mi cuello, intentando que, con el frío de ellas, el calor que sentía por el dolor, se fuera.
Edward noto la posición de mis manos en mi cuello, así que las quitó con delicadeza y la furia salió a la luz de sus ojos al ver mi cuello. No sabía como se encontraba, pero si sabía que dolía.
-¿Te duele, Bells? –me preguntó Alice con preocupación mientras venía caminando junto con los demás.
-D-demasiado…–tartamudee escondiendo mi rostro en el cuello de Edward. El me abrazó mientras vi como los demás se volvían a la casa, dejándonos solos.
Cerré mis ojos y comencé a sollozar por el dolor, pero a la vez por angustia. Nunca, desde que me transformaron, me había sentido tan débil y expuesta. Expuesta, por el motivo de que Darren me haya lastimado de esa forma, sin yo poder haber echo nada, sin poder haberme defendido.
-Tranquila, mi Bella, aquí estoy…-intentó calmarme Edward mientras me abrazaba fuerte.
-Duele, Edward, y mucho…-dije sollozando en sus brazos. Él respiró hondo, innecesariamente, antes de cargarme como si fuera un bebe y salir corriendo.
No preste atención hacia donde lo hizo, pero lo supe cuando reconocí el olor que salía de mi casa, tan familiar, a lo lejos. No entendía porque, pero una oscuridad extraña comenzaba a apoderarse de mi, a invadirme, y me asustaba. ¿Qué rayos ocurría?
-E-Edward…-fue lo último que dije o susurré, antes de que la oscuridad me hundiera profundamente.

Ok, lo sé. Muchas debieron haber quedado con sus caras de: WTF! o.O
Pero tranquilas, todo a su tiempo. ^^
Coments¿?
Peace. Out.
Ally C-B.
P.D.: Mil lo sientos por haber dejado abandonado el blog! ^_^ Prometo ponerme las pilas con él, en serio. ;)

1 comentario:

  1. Oh por dios no me puedes dejar asi de intrigada esperando saber que sucedio con Bella, que le habra ocurrido???? espero que no sea nada malo ya basta de tantas cosas malas es momento de que disfrute,,,,,,, esperaba tanto este capitulo me gusta mucho esta historia esta buenisima asi que espero pronto leer el siguiente capitulo....... Gracias por publicar y no te preocupes que no importa cuanto tardes aqui te esperamos,,,,, Besos

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