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sábado, 12 de noviembre de 2011

The Perfect Soldier_Cap Uno

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Disclaimer: Los personajes no son míos –I fucking wish- son de Meyer y de L. J. Smith. La historia es mía.      
Summary: Ella, el criminal más buscado de todos, entrenada desde niña para hacer lo que hace. Él, el oficial más destacado de todo el FBI, y está detrás de ella desde hace tiempo. Ambos se odian. Pero, ¿qué ocurrirá cuando ya no puedan evitar sentir esa atracción que sienten el uno por el otro? Rating: M. Bella/Edward.


1. Capitulo Uno
The Perfect Soldier
By Ally C-B
&.
—¡Diablos, Bella! Te dije que no vinieras tarde. —La reprendió Stefan cuando la vio entrar en la oficina.
—Lo siento, mamá. Me dormí. —Dijo ella con sarcasmo y sonriendo mientras se dejaba caer en su habitual silla en frente a la computadora del lado de su mejor amigo.
Stefan suspiró.
—Está bien, lo siento. Sabes que me preocupo por ti.
—Corrección. Te preocupas por mí desde que Damon volvió a aparecer. —Dijo la castaña mirándolo con obviedad.
—Siempre me preocupo por ti. Pero sí, lo acepto, me preocupa que él llegue a hacerte daño. —Bella suspiró cansada.
¿Podría Damon hacerle daño? No, eso era imposible. ¿O sí? Lo dudaba. Por primera vez, lo dudaba, y sentía miedo por ella misma.
Miedo… Puto sentimiento.
—N-no creo que… me haga daño. —Dijo casi intentando convencerse a sí misma. Stefan volvió a suspirar cansado y preocupado al mismo tiempo.
“Industrias Red Moon. Especializadas en recuperar lo que te quitaron…” Ese era el lema del trabajo al que pertenecían. Pero… ¿Y si lo que te quitaron no era algo material que te pudieran devolver o siquiera regresar?
Damon, Bella y Stefan, todos ellos fueron entrenados de niños para ese trabajo pero de los que solo dos ellos se preocupaban y seguían al pie de la letra.
Bella quedó huérfana a los cuatro años de edad. Sus padres, quienes desafortunadamente habían muerto en un accidente de tránsito, no habían dejado ningún tipo de documento o testamento especificando a quien debiera quedar el cuidado de Bella.
“Y no es como si tampoco hubieran tenido muchas opciones”, recordó.
Lo único que recordaba era que tenía una abuela pero que ni siquiera podría haber llegado a ser considerada para su tenencia porque estaba más a un paso de tocar las arpas que otra cosa. Jamás podría haber sido responsable de cuidar a una niña de apenas cuatro años. Y luego un tío, hermano de su mamá, con una fuerte tendencia alcohólica que vivía solo y sin un trabajo estable. No, no era una opción tampoco.
Cuando el momento de declarar la tenencia llegó, la jueza no tuvo muchas opciones de donde barajar. Fue lo más simple que se pudo prever, fue declarada a ir a un orfanato del estado al igual que la mayoría de los huérfanos.
El lugar era horrible. Siempre todo era gris o de colores opacos. Siempre todo eran gritos y golpes. Era sobrevivir un día a la vez. Y para Bella, que hasta ese momento había sido la perfecta niña mimada de sus padres, fue sin lugar a dudas un cambio atroz. Fue allí donde comenzó a ver las verdades y crueldades del mundo. La cruda realidad sin disfraces ni ceremonias.
Ya casi había bloqueado aquella etapa de su vida.
No era bueno vivir en el pasado, nunca lo era. Pero sí era un lema el aprender de él.
Ella apenas si llegaba a los siete años -en realidad no lo sabría bien con certeza, ya que en aquel lugar jamás se festejaban ese tipo de cosas, ni mucho menos te las recordaban-, cuando aquel hombre entró en la sucia habitación que Bella poseía, con la bruja que tenía como directora del orfanato y sacó a la pequeña niña de allí.
Siempre estaría agradecida con él por ello… Aunque, pensándolo a la edad de veinte años -edad que ella poseía en este momento-, hubiera pensado claramente antes de echarse a los brazos del hombre e irse con él…
Había una etapa de su niñez, entre los ocho y diez años, de la cual Bella no recordaba absolutamente nada.
Hasta que ellos llegaron.
Cuando Bella conoció a Damon y a Stefan, ellos eran dos años mayores, por lo tanto, estaban más entrenados. Jamás, ninguno de ellos, le dijo qué era lo que habían visto en ella para elegirla antes de que la ‘rescataran’, para decidir llevársela con ellos. Jamás.
Eleazar Denali, el hombre que la había ‘rescatado’, los entrenó a los tres con suma dedicación.
Ellos serían sus tesoros preciados. Y así lo eran…
Con el tiempo, todo se volvió una rutina, una triste y cotidiana rutina.
Todo.
Al principio, el viejo Denali, era bastante bondadoso, por así decirlo, pero luego, tal y como cada ser humano que había conocido desde aquel fatal día, todos comenzaron a mostrar sus verdaderas caretas y a mostrar lo que verdaderamente se pretendía de ella.
Damon y Bella comenzaron a salir a los dieciocho años, haciendo todo juntos, exceptuando el hecho de que él trabajaba hasta tarde por todo lo que había entrenado. Él fue el primero en salir ‘fuera de las paredes’ y comenzar a trabajar para lo que lo habían entrenado. Luego siguió Stefan, quedando únicamente Bella.
Cuando Damon metió a Bella en el negocio, todo cambio.
Él era el encargado de entrenarla, y cada día era más demandante en el entrenamiento, llevando a la castaña a suplicar por un descanso. Y su relación comenzó a empeorar, él estaba más distante, más frío a comparación a sus antiguos días.
Y luego, el acontecimiento con la prima de Bella ocurrió.
Asesino. Él era un frío y malvado asesino.
Ese día, Bella intentó huir, pero solo consiguió que él se enfadara aún más de lo que ya estaba. Y todo terminó mal.
Enojo, más miedo, más un ser frío como Damon, nos da como resultado: una golpiza hacia el rostro de Bella.
Sí, el muy mal nacido la había golpeado. Pero no quedó ileso. Bella, al estar entrenada, reaccionó cuando Damon quiso golpearla por segunda vez, la castaña se defendió tomando una cuchilla que había sobre la mesada del departamento que compartían como pareja, y la clavó en el estómago del pelinegro.
Esa fue la primera vez que Bella hirió a alguien. Luego de hacerlo, no supo qué hacer o cómo reaccionar, más que alejarse varios pasos de él. Su cuerpo entero temblaba y su mente no generaba una frase o idea coherente. Lo veía encorvado, con sus manos sobre la cuchilla, cuando sin pudor se la quitó de su estómago.
Damon soltó una risa seca y adolorida antes de levantar su vista hacia la castaña.
—Te entrené bien, Bella. —Dijo con la voz ronca por el dolor.
Y hasta se podría admitir que sus ojos desprendían un pequeño destello de deseo. Maldito masoquista. Sí, le excitó que Bella reaccionara de esa forma, clavándole la maldita cuchilla como una perra sin corazón, y luego actuar como una inocente niña.
Damon respiró profundamente antes de pararse derecho y sonreírle a Bella. Ella sin pensarlo -y sintiendo el mismo miedo que sintió al verlo otra vez junto al fallecido Vulturi-, salió corriendo de ese departamento, dejando todas sus cosas que sabía no volvería a ver jamás. Y tampoco quería volver a verlas. Todas traían recuerdos. Recuerdos y promesas rotas…
Stefan se convirtió en más que un mejor amigo. Era un hermano. Él la apoyó en todo momento, sin importarle que Damon fuera su verdadero hermano, su hermano de sangre.
—Oh, mira, Bella. Tu ‘amor platónico’ está en la televisión… —Dijo Stefan bromeando, devolviendo a Bella a la realidad luego de tantos recuerdos, al frente de la televisión que había en la oficina. ¿En qué momento se había movido?
Bella se levantó de la silla y fue hasta el sofá enfrente de la TV, donde también Stefan estaba sentado. Estaba en un canal de noticias, cuando apareció su ‘mayor enemigo’.
—¿Quién cree usted que mató al señor Vulturi? —Preguntó la pelirroja con voz gangosa al cobrizo, con su típico uniforme desordenado, demostrando lo agotado que estaba.
Detrás de ellos estaba la casa del viejo Vulturi, y mostraban cuando lo sacaban sobre una camilla cubierto con una bolsa negra, de esas donde guardan a los cadáveres.
—No sabemos, exactamente, quien lo hizo. Pero sí tenemos un clara sospecha… —Bella mordió su labio inconscientemente al oír su voz tan varonil. Stefan rió al verla.
—¿Podría usted decirnos? —Insistió la reportera en su búsqueda de información.
El cobrizo suspiró cansado mientras pasaba su mano derecha por su desordenado e indomable cabello.
“Con gusto lo domaría si me dejara…” Pensó Bella sonriendo sin contenerse.
—No quiero saber lo que piensas. Tu sonrisa maléfica me da una idea, y me asusta, Bella. —Dijo Stefan alejándose un poco de ella en el sofá. La castaña le atinó un golpe suave al hombro del pelinegro sin quitar la vista de la enorme pantalla.
—Últimamente, ella está moviéndose demasiado por estos lados. Según tenemos entendido, Londres es una estupenda cuidad para la corrupción y crímenes…
—¿Ella? —Presionó la pelirroja.
—Tenemos la clara sospecha de que la creadora de todo esto fue… Isabella Swan.
—¡¡¿¿QUÉ??!! —Gritó Bella poniéndose en pie al mismo tiempo que Stefan. Ambos estaban sorprendidos con lo que había dicho el oficial del FBI, Edward Cullen.
—No puedo creer que lo haya dicho… —Dijo Stefan negando con la cabeza.
Bella se dejó caer sobre el sofá con su vista perdida en algún punto inexistente. ¿Por qué había dicho eso? Ella no era una asesina. ¿O sí? No. Solamente había herido de fea manera a una persona, pero fue por su propia seguridad. ¿Cómo era posible que él dijera algo como eso?
—No soy una asesina. —Dijo casi sin pensarlo con sus dientes apretados. Estaba molesta. ¡¿Cómo él podía creerla una asesina?! ¡Él, justamente él!
—Por supuesto que no lo eres, Bells. —Aseguró Stefan arrodillándose al frente de su casi hermana tomando su delicado, dolido y enfurecido rostro a la vez, entre sus manotas. —Seguramente lo dijo porque eres la única a la que piden en la empresa, por lo tanto, tienes más fans… —Dijo en broma. Bella sonrió por unos segundos.
—Pero a ti también te solicitan… —Contraatacó la castaña.
—Sí, pero lo mío es pan comido y en lugares ocultos. A ti te mandan a lugares públicos.
Okey, sí, en eso tenía razón. Ella era a la que todos pedían para el trabajo difícil. Pero no permitiría que él la creyera una asesina.
Bella se puso en pie, dispuesta a explicarle con claridad que NO lo era.
—¿A dónde vas? —Le preguntó Stefan poniéndose en pie, mirándola confundido.
—A explicarle que no soy ninguna asesina… —Antes de que Stefan pudiera contestar, alguien entró en la oficina.
—Buenos días. —Saludó Garrett Johnson, dueño de la empresa a la que trabajaban.
—Buenos días, Garret. —Saludaron al mismo tiempo Bella y Stefan.
—Aquí les dejo su agenda para esta noche. —Dijo serio dejando unas carpetas sobre los escritorios antes de despedirse y salir de la oficina.
Bella y Stefan se acercaron a sus propios escritorios para ver cuáles serían sus deberes de esa noche. Sonrió cuando vio su tarea del día.
—¿Hacia dónde debes ir? —Preguntó Stefan tomando su abrigo al mismo tiempo que Bella.
—Hacia el club ‘Nightmare’. ¿Y tú? —Stefan sonrió al saber que tenían el mismo trabajo.
Muy rara vez le asignaban las mismas tareas, por lo que cuando lo hacían, sabían disfrutarlas al máximo.
Bella le devolvió la sonrisa al entender el por qué. Esto se pondría entretenido.


¿Alguien detrás de la pantalla? :B
Ok, aún no sé si continuaré con este fic... Pero dado a ciertas películas que vi hace poco -más específicamente hace dos días xD- es muy probable que sí lo haga. ^^ No es un LOOONG-FIC, a lo sumo como mucho serán creo que menos de 20 caps, pero veré qué puedo hacer. :D
¿Opiniones? :] 
Love all ya'.
Peace. Out.
Ally C-B.

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