Busca en el blog :)

  • Twitter
  • Facebook
  • Google+
  • RSS Feed

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Precious Passion_cap cuatro

No hay comentarios:
 

Summary: Bella Swan, una niña de 16 años, secuestrada por una organización de traficantes de jovencitas, obligada a entregar su cuerpo a cambio de dinero, el cual, no era para ella. Pero, ¿que ocurrirá cuando Edward Cullen se cruce en su camino, dispuesto a darle una segunda oportunidad  y enseñarle el verdadero significado del amor?
1º ACLARACION: Rating: M; contiene lenguaje fuerte, escenas sexuales explicitas, escenas de violación...quedan advertidas!
2º ACLARACION: Agradezco enormemente a Guadi, mi hermosa -y nueva- Beta que me dio una gran mano con el cap! Te quiero hermosa! ^.^


4. Capitulo Cuatro
Precious Passion
By Bad Influence
&.
Alec POV
"¡Imbécil!" Me gritaba una voz en mi mente mientras salía de aquella habitación subiéndome el cierre de mis pantalones. "Eres un completo idiota, Alec. ¡Ahora sí que la cagaste!" Maldita conciencia… aunque, en cierta forma, tenía toda la razón del mundo.
Ella se había entregado a mí de una forma que no creí que lo haría, de una forma que dudaba que lo hiciera con otro hombre, aunque, seguramente eso se lo enseñarían y obligarían.
El solo pensamiento de imaginarla con otro me ponía de lo peor, ni siquiera me gustaba la idea de imaginarla coquetear con otro como lo hacían las demás. Al primero que la tocara, juraba que ese maldito no tendría descendencia en el futuro.
—¿Te divertiste? —Preguntó Félix burlón mientras supuestamente leía un artículo de una revista.
—Muy divertido, idiota. —Le contesté con malhumor. En definitiva, el haberla engañado me había bajado de la nube de felicidad en la que estuve hasta hace dos minutos atrás.
—¡Woow! Se supone que con lo que acabo de escuchar deberías de estar de muy buen humor.
—Se supone…—Contesté echando mi cabello hacia atrás con mi mano derecha mientras me apoyaba en uno de los respaldares de los asientos.
Felix suspiró antes de cerrar la revista, colocarla en su regazo y mirarme fijamente.
—Dime que hiciste lo que Demetri te dijo que hicieras…—Reí ante sus palabras, parecían un "trabalenguas". Asentí cruzándome de brazos.
—Alec, —Me llamó Tanya mientras dejaba un bolso sobre los asientos—¿hiciste lo que te pedí? —Preguntó buscando algo dentro del bolso.
—Sí, todo está listo. —Contesté firme.
—Sí, claro, y creo que algo más…—Susurró Félix antes de ganarse un golpe de mi parte para callarlo. Idiota.
—Bien, en dos horas aterrizamos. —Dijo ella antes de tomar el bolso e ir hacia la habitación donde se encontraba Bella.

Bella POV
Oscuridad. Era lo único que podía ver en ese momento. Pero podía escuchar, muy a lejos, pero podía. Y también podía sentir, como justo en ese momento sentía que alguien caminaba conmigo en brazos.
—¿Crees que estará resentida por lo que hiciste? —Dijo una voz masculina que no reconocí.
—No lo sé, pero de ser así, creo que ella se merece una explicación…—Contestó una voz totalmente conocida. Sabía que era el rubio. Maldito imbécil.
Era más que obvio que estaría resentida y enojada con él por lo que hizo. Primero me usa y luego me desecha como si fuera una toallita descartable. ¡Ja, sí claro! Yo le enseñaría que con Isabella Swan nadie se mete.
Claro que para demostrárselo tendría que esperar un poco ya que mi situación actual no era la mejor opción para hacerme la problemática. Debía de darle crédito al rubio al menos en una cosa… Y es que, como mínimo, su actitud me ayudó a tapar- no borrar, borrar lamentablemente nunca- aquellas sucias y horribles caricias con las que aquél infeliz me había cubierto en lo que debería de haber sido una entrega feliz, o por lo menos normal.
Nunca pedí ni pensé nada extraordinario para mi primera vez, un chico al que quisiera y me quisiera, sentirme cuidada y segura, pero obviamente lo que nunca imaginé fue que mi inocencia fuera quitada, arrebatada de tan horrible y brusca manera.
"Vamos Isabella" Me dije. "No es el momento para regodearse en algo que ya nunca se podrá cambiar". Cierto. Tenía que enfocarme en averiguar cuanto pudiera sobre mi condición actual, tenía que saber dónde estaba. Qué esperaban de mí –obviamente tenía una ligera y estremecedora idea al respecto pero lo mejor sería correr sobre seguros-. ¡Dios! ¿Y Charlie? ¿Y Reneé?
“No. Enfócate Isabella, enfócate” Me recriminé a mí misma. Sí. Tenía que bloquear todo lo que no fuera el aquí y el ahora. Por lo que veía esa sería la única forma para mí de seguir funcionando.
Había sentido ligeramente como alguien entraba al lugar donde me encontraba. Una mujer. Podía decirlo por el horrible y asfixiante perfume que inundó mis fosas nasales, algo realmente muy dulce. Sentí movimiento en mi cuerpo ¿Ropa? Creo que era ropa. Después de unos segundos me vi envuelta por la oscuridad, otra vez.
Cuando más o menos volví en mí pude sentir unos tibios y fuertes brazos llevándome y ruidos distorsionados de fondo, pero nada más.
De nuevo me dejaron sobre algo mullido. Otra cama, otro colchón ¿Otro lugar? ¿El mismo? Dios, quería abrir mis ojos, pero no podía, sentía mis párpados pesados y todavía el resto de mis sentidos estaban un poco aturdidos por tanta droga en mi sistema.
—¿Crees que debería dejarla así o…? —Dijo la primera voz que había escuchado al principio de todo.
—Déjala así, ya veremos como dejarla cuando él la vea. —La mujer.
¿Él? ¿Quién era él? Intenté agudizar más mis oídos.
—Cierto ¿Y cuando llega?
—Para la noche, cerca de la hora del show.
“Noche”, o sea que todavía era de día, bien. ¿Show? Por favor ¡Digan algo más! Esto era demasiado frustrante.
Lo que tenía hasta ahora es que estaba en algún lugar esperando que alguien viniera a, verme, a tasarme seguramente, como el ganado a la venta.
Esforzando al máximo mi audición logré oír música y algunas voces más. Nada concreto. La puerta volvió a abrirse y unos pasos pesados se acercaron.
—Acaba de llamar avisando que acaba de arribar. —Dijo la voz del rubio.
—Rayos. Se adelantó. Bien debo ir a ver si todo está en orden para la revisión. Ustedes asegúrense de que todo siga bien por aquí.
Escuché sus tacones resonar contra el piso mientras se alejaba.
Sentí que el control de mi cuerpo volvía poco a poco.
—Vamos a esperar afuera. —Dijo la voz desconocida.
—No. Ya debe de estar por despertar… Y creo que merece que le explique un poco de lo que ocurre. —Dijo el rubio. “Espera a que pueda decirte lo que pienso” Pensé para mí.
—Ya sabes que no puedes decirle nada. Las explicaciones se las darán después. Además no tiene por qué importarte nada de ella. —Respondió el otro. Luego agregó: —Sabes que eso es lo mejor Alec. No te involucres demás con nadie de aquí. Son sólo trabajo.
—Lo sé. —Dijo el tal "Alec" con voz ronca. —Lo sé. Pero sabes tan bien como yo que no quiero ser un completo perro como la mayoría de los que hay aquí. Y tú tampoco lo eres. —El otro suspiró. —Sólo le explicaré lo mío. El resto… El resto será como debe de ser.
—De acuerdo. Tienes suerte, creo que está a punto de despertar.
Silencio. De seguro me vieron moviendo los dedos o algo ya que era de lo poco que podía hacer. Sabía por Charlie que cualquier droga se elimina más rápido de tu sistema si el cuerpo está en movimiento. Así que eso precisamente era lo que quería ¡Pero por Dios que sí costaba! Sentí un movimiento a los pies de la cama, o al menos de lo que pensaba que era una cama.
No sé cuánto tiempo después, logré abrir los ojos y mover todo el brazo para restregármelos.
—¿Tienes sed?
No lo había notado hasta que lo dijo, pero ¡Rayos! ¡Sí! Tenía la garganta como papel de lija. Asentí pues no confiaba en mi propia voz.
Él se movió levantándose a servirme un vaso de una botella que había en un rincón de la habitación. No confiaba mucho de que en verdad fuera sólo agua, pero la resequedad ganó.
Por lo que podía ver ya no estaba en aquel mugroso cuarto donde desperté la primera vez. Esta habitación estaba bien pintada y acomodada, pero parecía más una sala que una habitación para tener a alguien encerrado.
—Toma.
Hice lo que dijo y tomé el vaso de un tirón. Tomaba tan rápido que mi garganta hacía sonoros ruidos al tragar y un poco se escurría por mis comisuras. No me importaba.
—Tranquila. Toma despacio o te ahogaras.
“¿Y qué más da?” Pensé. Lo terminé y se lo tendí esperando con ganas que me sirviera un poco más. Lo hizo y yo repetí el mismo procedimiento.
—¿Mejor?
Asentí. No sabía por qué pero no me sentía muy cómoda ahora con lo que había hecho con él, o mejor dicho no estaba para nada cómoda con cómo había reaccionado él después. Debió de notar algo en mi cara porque al instante comenzó a hablar.
—Sé que lo de antes no estuvo bien. Y créeme que lo lamento.
—¿Por… Por qué? —Pregunté con voz rasposa. Él me miró.
—Lo cierto es que sólo había ido para… Para inyectarte aquello. Pero al verte así… en la ducha, yo…
—¿Quisiste probar lo que el otro había tenido? —Dije con furia apenas contenida.
—NO. —Dijo de manera rotunda y mirándome con ira. —No. Te vi tan… triste, por lo ocurrido que… Sólo quise borrar ese recuerdo de ti. Aunque al parecer sólo lo empeoré. Nunca fue mi intención dañarte. —Me dijo bajando un poco la mirada al final.
Yo guardé silencio. En este momento no podía confiar en nada ni en nadie. Aunque si me era sincera yo sabía que él no había hecho nada que yo no quisiera y que además había sido muy cuidadoso. Sin embargo me lo guardé para mí. Quizás sólo fuera un truco para que confiara en él. Es como el truco de los policías. El policía bueno y el policía malo. Uno de los dos te quiebra.
—Debes despejarte. —Dijo tras mi silencio. —Ahora vendrá a verte alguien muy importante y te explicará todo lo que tienes que saber.
—¿Saber para qué? —Me arriesgué a preguntar.
—Eso no me corresponde a mí decírtelo. —Respondió tensando el rostro.
Sin decir nada más se levantó y salió por la puerta. Llegué a escuchar incluso hasta como echaba el cerrojo.
No había mucho que mirar o hacer aquí. Había una mesa de madera y dos sillas en una esquina. Una ventana bloqueada con maderas en la pared de la derecha tapada a la vista con unas cortinas, quizás por eso es que no había visto antes. Y la cama donde había estado acostada hasta hace unos momentos. Oh, y una puerta que daba a un minúsculo baño, pequeño pero limpio. Gracias a Dios. Ya bastante revuelto tenía el estómago como para encima tener que aguantar olores inmundos.
Fui al baño y me mojé bien la cara y un poco el cuerpo. No quería bañarme por si ocurría algo similar a lo anterior. Me enjuagué la boca y bebí un poco más de agua fresca.
Caminé como gato enjaulado por toda la habitación durante un buen rato, tanto que las pantorrillas comenzaban a dolerme cuando por fin escuché ruidos detrás de la puerta. Murmullos. Ruidos de sillas que se corren. Y por último el pestillo de la puerta abriéndose.
La puerta se abrió y dio paso a un hombre de porte frío y majestuoso, y modales elegantes.
—Buenas noches, pequeña. —Dijo con una voz engañosamente suave. Si esperaba una respuesta educaba ya podía ir sentándose a esperarla. Él lo notó porque sólo enarcó una ceja y continuó hablando. —Veo que no eres muy conversadora. No importa. Mi nombre es Aro y es un placer conocerte.
_____________________________________________________

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 
© 2012. Design by Main-Blogger - Blogger Template and Blogging Stuff